De El rumor de los bordes

Lila Zemborain                                                                              in English

 

 

            Vuillard y sus figuras achatadas contra el fondo, zurcidas unas a otras, un verde que así hace evidente las líneas que demarcan el pliegue de una sábana, o el naranja que luego es una cara, en esa reconstrucción de lo visible que es la pintura, operación automática en el espectador pero que para mí es proceso sucesivo, con un ojo la forma, con el otro el color, forma y color en el centro del CEREBRO que recibe los influjos y en una operación millonésima compone, articula, interpreta, somete, ritualiza, ejecuta, demanda y adivina que en esa combinación hay una figura, y más atrás otra que se acerca, una mano que enhebra una aguja y anuda el hilo, una hija inclinándose hacia la madre, sin la pose, sin la rectitud, con la tensión del encierro en la mancha de cada empapelado, el claroscuro del que surge una silueta, en esta atmósfera impregnada de olores y alfileres y palabras en francés y cotorreos y silencios alrededor de una frutera, la tristeza o el bochorno en la zona iluminada, y el ojo que mira y documenta un estado psicológico en la EMANACIÓN de las paredes, donde se mezclan la humedad, el caldo, las telas que se explayan en las mesas, el perfume de las clientas a veces muy intenso, y los susurros, la sumisión a la prueba, o la mano que produce el frunce, el molde, las tijeras, el centímetro para establecer las medidas.

 

            ¿Pero quién se haría estos vestidos? ¿Notarían la textura que cose las figuras con el fondo—en esa posición estratégica—al hombreafeminado?

 

            Ardiente rosa en la piel desmigajada, amarillo el pelo ennegrecido con los años, barba naranja, manchas que forman un ojo, una mirada, una figura que mi ojo apunta, descompone y se pregunta si el arte no es una mirada dividida que marca un desenfoque, la distancia entre los ojos que perciben lo distinto, lo que apaña el sumergirse en las vetas del cerebro, en el centro nodal de una esfera que llamamos cabeza, que alberga en su coraza al órgano primitivo de la modulación expansiva.

 

 

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Argentinean poet Lila Zemborain has been living in New York since 1985. She is the author of seven poetry collections, among them Guardians of the Secret (Las Cruces: Noemi Press, 2009), and Mauve Sea-Orchids (New York: Belladonna Books, 2007).

This text originally appears in El rumor de los bordes [The Murmur of Borders] (Sevilla: Biblioteca Sibila – Fundación BBVA, 2011). Used with the permission of the author.